Los diez principios de la evaluación
La evaluación adquiere
cada día mayor relevancia en los procesos y acciones de
enseñanza-aprendizaje, al constituir en sí misma un proceso, o subsistema,
que afecta en todos los sentidos al que se desarrolla hacia el logro de los
objetivos. No puede existir, como se afirma varias veces en este texto,
sistema de aprendizaje sin mecanismos de feedback, o lo que es lo mismo, sin
evaluación continua. Por esta razón cada día con más fuerza, los profesores
de todos los niveles de la enseñanza, deben prepararse para ser evaluadores,
aprendiendo y comprendiendo la importancia que el problema posee en el marco
de cualquier acción formativa o educativa.
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Una nueva concepción de la evaluación, supone un cambio de mentalidad
en la relación profesor alumno: aceptar la evaluación es una nueva situación
de aprendizaje. Esto supone que es necesario trascender los conceptos
tradicionales y sobre todo cambiar de formas de actuación en las aulas. Con
alumnos adultos, relacionados con la Formación Profesional Ocupacional, el
desafío se hace mucho más evidente y la solución del problema absolutamente
imprescindible.
Es necesario en primer lugar diferenciar claramente los conceptos de
evaluación, examen, control, medición, calificación, etc. La evaluación
continua los engloba a todos, siempre que profesores y alumnos definan,
entiendan, deseen y se esfuercen en lograr un cambio de actitudes.
Es muy fuerte el impacto que décadas de exámenes, oposiciones,
controles, etc., han dejado en la sociedad como para que resulte fácil un
cambio rápido y eficaz en la cultura evaluadora del sistema educativo. No
obstante, le eficacia que nos pide el cambio tecnológico y laboral, exige al
mismo tiempo un radical cambio de actitudes y de métodos que logren que los
controles de calidad de programas, contenidos, logros y procedimientos,
afecten a todos los componentes del sistema educativo.
El alumno debe integrarse en todo el proceso, incluidos los controles,
exámenes y pruebas, con el fin de participar plenamente de su propio
aprendizaje. Es necesario por ello que distinga entre lo que es la evaluación
como búsqueda de información, como almacenamiento de la información,
utilización de lo almacenado, interpretación de los datos, nota,
calificación, informes, recuperaciones, y en fin lo que es la mejora o
reorientación del proceso.
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«Búsqueda de información para realimentar el proceso»
En nuestros esquemas mentales tradicionales, el término «control»
tiene unas connotaciones excesivamente restringidas y rígidas. De hecho y en
la mayoría de los casos, lo que el profesor controla no es el aprendizaje del
alumno, sino si cumple o no con algún tipo de requisitos o aspectos externos:
Asistencia y puntualidad, disciplina, estudio de la lección, etc. Sin
embargo, el fundamento principal de que el profesor desempeñe su función de
controlar el proceso, está en la necesidad de realimentar (feedback)
constantemente dicho proceso, en función de las necesidades de aprendizaje
del alumno, y con el fin de facilitarle su labor.
La búsqueda de información se puede hacer de múltiples formas. En otro
lugar de este texto se afirmaba que todo sistema posee la cualidad de la
equifinalidad. Lo podemos aplicar en este momento, afirmando que se puede
evaluar de infinidad de maneras, y que al mismo tiempo no debemos fiarnos de una
sola o de unas pocas apreciaciones o datos. Cuantos más datos e informes,
mejor podremos considerar una situación y valorar los resultados.
En nuestro propio historial hemos vivido la nefasta experiencia de
jugarnos «a una sola carta» una asignatura, curso, carrera, profesión o vida
laboral. Esto, en una nueva acepción de la evaluación puede ser absolutamente
inadmisible. Los tests, las pruebas y los exámenes deben reportar datos que
sirvan para diagnosticar con una finalidad muy clara: que el alumno aprenda.
Lo que permite el feedback
·
Enriquece la toma de decisiones del profesor, ya que los resultados de
cada acción se utilizan como base para la elaboración de nuevos planes.
·
Modifica las estrategias del profesor en el aula.
·
En la forma de transmitir la información.
·
En la utilización de los elementos motivadores.
·
En la estructuración de la dinámica de la clase.
·
Hace posible la autoevaluación del alumno que puede constantemente
comparar sus avances con los objetivos que tiene que lograr.
·
Incita y motivar al alumno hacia un aprendizaje en el que se
compromete directamente.
Cómo se recibe la información
Es responsabilidad del profesor comprobar la marcha del proceso de
aprendizaje de los alumnos. Lo puede realizar de varias formas:
·
Directamente : A través de sus propias observaciones,
actividades, preguntas, etc.
·
Indirectamente : Cuando el control lo ejercen los mismos alumnos por
medio de sus actividades en grupos, coloquios, trabajos realizados,
autoevaluación, etc.
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3
En la enseñanza, como en todo proceso que implique tomar decisiones,
son necesarias distintas fases:
Fase de preparación
En ella el profesor elabora un plan de acción que permite lograr los
objetivos de la mejor forma posible. Al mismo tiempo que se perfilan,
formulan y programan los objetivos, es necesario establecer un sistema de
feedback sobre el mismo y relacionar los objetivos con el modo o sistema a
través del cual se va a evaluar su logro.
Fase de operación o de elaboración
En ella los alumnos realizan las actividades seleccionadas, orientados
por el profesor. Durante todo el desarrollo en el que los alumnos aprenden,
el profesor supervisa el aprendizaje, las principales dificultades que se
aprecian y apoya el proceso en función de la información que va recibiendo
por medio de observación directa, pruebas, ejercicios, comunicación con el
alumno, etc.
Fase de control
Esta fase se desarrolla al mismo tiempo que las anteriores, con el
objeto de comprobar lo que los alumnos aprenden y cómo lo aprenden, en
función de lo que se esperaba lograr. A la vista de los datos que se van
obteniendo total o parcialmente el plan puede ser reestructurado.
La fase de control, es la más cercana a lo que estamos llamando
evaluación. Sin embargo no debemos olvidar lo que se entiende por control de
calidad, o lo que es lo mismo, seguimiento constante del desarrollo del
aprendizaje durante todo el proceso. Un alumno debe saber en cualquier
momento de su acción formativa, cuáles son sus principales dificultades y
logros, en qué lugar se encuentran sus carencias y qué se espera de él desde
el lugar en que se encuentra hasta la finalización total del proceso.
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4
Controlar el proceso de enseñanza-aprendizaje es comprobar en todo
momento el nivel de logro de los objetivos propuestos y detectar
constantemente los elementos externos o internos al alumno que le ayudan o
dificultan en su esfuerzo con el fin de facilitar el proceso de aprendizaje.
No hay que esperar al término de cada etapa para comprobar los resultados. El
profesor, día a día, en cada clase y en cada momento va recibiendo la
información necesaria para adecuar los métodos, los medios y las actividades,
a las necesidades de aprendizaje de sus alumnos.
No obstante, no basta estar atento a la información de retorno. Cuando
el docente programa un curso, una unidad didáctica, o prepara una clase, y
establecidos ya los objetivos de aprendizaje, debe prever también un sistema
de retroinformación en el que consten los distintos instrumentos que van a
ser puestos en práctica con el fin de verificar constantemente el grado de consecución
de dichos objetivos.
Como se afirma más arriba, el control de calidad es el desarrollo
integral del proceso. No hay momento, lugar o situación que no pase por ese
control. La empresa ha entendido el control de calidad de manera
infinitamente mejor que el sistema educativo la evaluación continua. Una
cadena de montaje de automóviles, no deja al azar ni uno solo de sus pasos o
piezas. La revisión, no solamente de los trabajos, los materiales o el
rendimiento es constante sino que se evalúa y controla el mismo sistema de
control, con el fin de generar alternativas en cada momento para que la
cadena no se pare, el producto sea inmejorable y en el futuro no existan
fisuras en ninguna de las piezas. Estamos hablando de automóviles.
Cuando nuestros puntos de referencia son las personas, todavía debemos
ser más cuidadosos. Una deficiente administración de un mensaje, medio o
recurso, puede desmotivar de por vida a un alumno. Una mala programación,
preparación de la clase o transmisión de un dato, información o mensaje,
puede equivaler a un deterioro, en el futuro, de la posibilidad de acceder a
otros conocimientos, carreras, profesiones o empleos.
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5
El profesor, debe poseer una serie de habilidades y comportamientos
que le permitan ejercer su función de controlar el aprendizaje.
·
Capacidad para provocar en todo momento retroinformación del proceso.
·
Sensibilidad para recoger en cada situación toda la información
posible. La sensibilidad, al igual que toda habilidad humana, puede ser
adquirida. Cuanto más recopilamos información, más facilidad tenemos para
encontrarla. No hay mejor forma de «ver las cosas», como tener motivación,
experiencias y hábitos adquiridos para verlas.
·
Habilidad para analizar las consecuencias de dicha información. Otro
aspecto de la sensibilidad es el análisis de situaciones. Pocos elementos
existen en el aula que recaben la atención del profesor más que un mal
comportamiento: llegar tarde, cuchicheos, falta de atención, inconvenientes
contestaciones, preguntas capciosas… Lo dificultoso, y escaso de encontrar en
las aulas, es que el profesor ponga su esfuerzo interpretativo en analizar
las situaciones positivas: buena disposición a aprender, motivación, respeto
entre los compañeros, relaciones interpersonales, capacidades ya aprendidas,
etc.
·
Creatividad para orientar el proceso de acuerdo con las necesidades.
En cada momento el profesor tomará la decisión, muchas veces improvisada que
obtenga los resultados apetecidos.
·
Recursos suficientes para utilizar la información recibida en el
mejoramiento de las actividades, reajustando los planes, métodos y medios en
el momento de la clase, si es necesario.
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6
La
evaluación es una acción continua de aprendizaje
La
evaluación continua en una sesión de clase
Momentos de la sesión de clase en que se requiere información
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Los instrumentos que utiliza el profesor para
recibir la información
1. La comunicación didáctica
La interacción profesor-alumno, es la forma óptima de comprobar los
logros del aprendizaje, ya que es causa de nuevas relaciones a través de las
que se pueden transmitir ideas y sentimientos de una persona a otra y que conducen
a un cambio de comportamiento en los comunicantes.
El profesor conoce la respuesta del alumno a la información
transmitida a través de sus conductas, expresiones, gestos, palabras. Si
dichas expresiones demuestran que el mensaje no ha sido interpretado, será
necesario repetir, retroceder, modificar la información. De este modo se
reduce el proceso de feedback, es decir, la regulación del proceso de
comunicación, adecuándose los mensajes del profesor en función de las
respuestas obtenidas por el alumno.
2. El diálogo didáctico, que requiere
Una actitud constante de observación y escucha.
Un convencimiento de que todos los puntos de vista pueden ser
enjuiciados.
Una disposición para rectificar, reformar, y organizar la labor en
función del mejor aprendizaje del alumno.
3. La pregunta
Individual
Si lo que se pretende es recibir información sobre los conocimientos,
atención, comprensión u opiniones de un alumno concreto, lo más conveniente
es la relación personal con el alumno mediante la conversación individual o
la pregunta concreta y directa al mismo.
Al grupo
Cuando se quiere saber lo que el grupo conoce, opina o cómo actúa.
Preguntas que se hacen a toda la clase para que contesten solamente
aquellos que tienen los conocimientos, opinión acerca del tema o dudas sobre
la información.
Preguntas para contestar en grupos a través de técnicas como
Brainstorming, Philips 6-6, cuchicheo, etc., con el fin de pulsar en breves
momentos la situación de un grupo respecto a conocimientos, opiniones,
metodología, intereses, etc.
Preguntas que se hacen con el fin de iniciar un diálogo en el que
intervendrá toda la clase, con el fin de recibir información sobre
interacción de grupos, estrategias individuales, conocimientos, etc.
4. La observación
Sistemática
Cuando el profesor se plantea organizadamente la observación de
determinados aspectos, que pueden tener importancia en el aprendizaje y que
deben ser seguidos sistemáticamente con el fin de apreciar lo más objetivamente
posible el avance o retroceso del alumno.
Asistemática
Atención constante a los diversos elementos, comportamientos y
actitudes que pueden intervenir positiva o negativamente en un momento dado
en el desarrollo de la clase o en el mismo aprendizaje del alumno.
5. Pruebas y ejercicios
Para identificar claramente puntos que no han sido suficientemente
entendidos por los alumnos, o para medir conocimientos, comprensión,
aplicación de principios, análisis, etc.
Pruebas de respuesta libre
Para comprobar el grado de consecución de cualquier tipo de objetivos
y que son imprescindibles si se quiere medir la originalidad, estilo
creatividad, etc. En la Formación Profesional Ocupacional, las pruebas de
respuesta libre pueden ser, desde preguntas realizadas al alumno hasta
trabajos y proyectos realizados individualmente o en grupo, dada la gran
cantidad de posibilidades, materias y aspectos que se integran en ella.
Pruebas objetivas
Son más difíciles de realizar sobre todo si lo que se quiere es
controlar el logro de objetivos en una sesión de clase pero que tienen por
otra parte la ventaja de que el alumno puede autoevaluar con mayor
objetividad en un momento dado, su nivel de conocimientos o de comprensión.
Trabajos de alumnos
Un trabajo realizado por los alumnos, individualmente o por grupos, es
el punto de partida de una gran cantidad de información:
Sobre el logro de los objetivos planteados.
Sobre el logro de otros objetivos no programados.
Sobre una gran gama de aspectos que pueden incidir en el aprendizaje del
alumno y en todo proceso.
Evaluado solamente por el profesor
A través de criterios personales, o establecidos en baremo, se puede
apreciar el grado de consecución de uno o varios objetivos.
Evaluado por el profesor y el alumno en diálogo
En las aulas de Formación Profesional Ocupacional, en las que la
mayoría de los alumnos pueden ser profesionales, o por lo menos adultos con
necesidades imperiosas de formación, la evaluación es conveniente realizarla
en diálogo formativo con el alumno, ya sea en acciones de grupo o por medio
de debates generalizados.
Sobre las dudas y lagunas que han podido quedar en el proceso de
aprendizaje.
Sobre el sistema seguido por el alumno en la elaboración del trabajo.
Extendiendo el campo de aplicación de la retroinformación,
convirtiendo la evaluación del trabajo en una nueva situación de aprendizaje.
Evaluado por todo el grupo
Sobre los conocimientos y opiniones de los demás alumnos sobre el
tema.
Sobre las relaciones de los alumnos entre sí.
Sobre el nivel de profundización del que ha presentado el trabajo al
tener que defenderlo públicamente. Dicha información permite un feedback que
se extiende a todo el grupo de alumnos.
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8
Mitificación de la objetividad
Las «notas» parecen estar revestidas del máximo de objetividad. Sin
embargo, las calificaciones pueden ser tan subjetivas como la apreciación
cualitativa de los resultados. La enseñanza tradicional adjudica al profesor
la autoridad para determinar el éxito o fracaso de sus alumnos. Si bien es
bastante cuestionable dicha autoridad, es evidente que su objetividad está
imbuida de características personales. En consecuencia la nota carece de idoneidad
para una operación tan simple como es la calificación. Las cifras adquieren
diferente grado de significación en diferentes contextos. El sistema numérico
de calificaciones externamente tan «técnico y aséptico», es distinto en cada
profesor y también en la valoración de los alumnos.
El criterio tradicionalmente empleado, que consiste en comparar a los
alumnos entre sí, carece de todo fundamento. El alumno será calificado sobre
la base de su actuación frente a un standard predeterminado y no con relación
a sus pares.
La evaluación permanente
Si el aprendizaje se enfoca en función de una actitud dialogal y por
ende cooperativa entre docentes y alumnos, ya sea en el planteamiento como en
la ejecución de las experiencias de aprendizaje, se impone una evaluación
permanente.
Una estrategia metodológica efectiva requiere dos tipos de evaluación:
Una constante evaluación formativa que proporciona la información
necesaria para individualizar la instrucción y detectar las deficiencias de
aprendizaje.
Una evaluación sumativa que proporciona información acerca de cómo han
cambiado los alumnos con respecto a los propósitos del curso.
La práctica docente en concomitancia con los sistemas de promoción
utiliza en general instrumentos o modalidades de evaluación sumativa (turnos
de exámenes, pruebas de comprobación final etc.).
El propósito primario de la evaluación sumativa es calificar a los
alumnos de acuerdo con su rendimiento, teniendo en cuenta los objetivos
propuestos (evaluación como congruencia objetivos-resultados), de allí que su
sentido real sea «final». Este replanteamiento de las concepciones de
evaluación trae aparejado una modificación de las políticas y prácticas de
las calificaciones escolares tendentes a diseñar y emplear procedimientos de
evaluación formativa como ‘medida de control de calidad’ del progreso en el
aprendizaje. El problema no consiste en separar a los alumnos sino en
asegurarse de que todos en efecto aprenden hasta lograr los niveles
esperados.
La evaluación debe facilitar la toma de decisiones
La evaluación como actividad final reviste el carácter de fallo fiscal
en sí misma; carece de valor orientador y motivador. El alumno no modificará
su aprendizaje ante un plazo ni ante un ‘debes ser más aplicado’.
Por el contrario, el conocimiento gradual y acumulativo de los alumnos es un
recurso de sondeo de la situación que provee información para emitir juicios
y adoptar medidas de acción en situaciones en las que hay que tomar
decisiones. Una decisión es una elección entre alternativas y una situación
de toma de decisiones entre un conjunto de alternativas.
Los docentes vivimos a diario la necesidad de seleccionar entre
posibles alternativas (ya sean objetivos, actividades de aprendizaje,
recursos de evaluación, etc.). La evaluación formativa ofrece indicadores
para la toma de decisiones en la educación. Una oportuna decisión del grupo
y/o profesor, ya sea para volver a revisar lo planeado o reajustar los
procedimientos de enseñanza, podrá dar elementos correctivos útiles. Es obvio
que no pueden esperarse los resultados de los exámenes a finales para
redefinir los objetivos.
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9
La evaluación como feedback
Concebir la evaluación como proceso y admitir el valor de la
evaluación formativa y sumativa, involucra la intrínseca necesidad de
identificar la educación con el proceso de comunicación, cuya característica
esencial es la reversibilidad, retroalimentación o feedback.
El acto de comunicación exige un constante cordón de transmisión viva
que supone la ruptura de la dicotomía alumno-educador.
La evaluación como diagnóstico-tratamiento
La función explorativa de la evaluación permite determinar las
necesidades de los alumnos y las demandas de objetivos.
La función de diagnóstico de la evaluación permite obtener información
acerca de la estimación de necesidades, la selección y organización de experiencias,
la elección de material didáctico, etc. En síntesis, poder controlar la
marcha del proceso. La función de pronóstico permite interpretar los logros y
presentar alternativas de acción.
La evaluación como información para la toma de
decisiones
En educación se toman decisiones de distinta naturaleza que emanan de
diferentes fuentes: autoridades políticas, autoridades administrativas,
autoridades docentes (profesores, ayudantes, etc.) y los alumnos organizados
(organizaciones estudiantiles, asambleas, etc.).
La evaluación al servicio de la toma de decisiones asume su rol
natural, dándose en diferentes niveles según lo que se pretende lograr.
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10
La evaluación es un proceso
De las funciones de la evaluación y de las características antes
mencionadas se desprende que ésta constituye un proceso integral que abarca
el progreso académico del alumno (información, conocimientos, interpretación,
etc.) y sus actitudes, intereses, hábitos de trabajo, etc.
Evaluación de procesos y productos
Entre los instrumentos de esta naturaleza se hallan las escalas de
procesos y productos educativos. Entendemos por procesos las secuencias de
movimientos ejecutados por los alumnos, y por productos los resultados de
esos procedimientos. En algunos trabajos o actividades, por supuesto, es
difícil distinguir esos dos aspectos, como sucede por ejemplo en música,
oratoria y educación física, a diferencia de mecanografía, escritura a mano,
artes gráficas y artes industriales. Existen situaciones en donde los
procesos tienen que registrarse inmediatamente, así como los productos,
porque no queda constancia de ellos, lo que hace la evaluación difícil; en
cambio otros dejan los procesos registrados y los productos disponibles para
un examen posterior más detenido.
Con las técnicas audiovisuales modernas existen medios como el vídeo y
las diferentes formas de grabación para registrar los procesos y los
productos, pero en los centros carentes de recursos hay que emplear
procedimientos más rudimentarios.
Con respecto a los procesos, pueden considerarse dos principales
aspectos: los relacionados con la eficiencia y los relacionados con la
exactitud. Por eficiencia entendemos aspectos tales como la rapidez, la no-pérdida
de movimiento, espacio, tiempo y materiales; la economía de esfuerzos y de
recursos. Por exactitud entendemos la carencia de errores. Para registro y
evaluación de los procesos y productos educativos pueden emplearse
procedimientos, técnicas o instrumentos tales como las escalas y los baremos.
Muchos aspectos de la conducta y de la personalidad no pueden
evaluarse por medio del producto, debido a que se trata de actuaciones que no
conducen de inmediato a un resultado objetivo y concreto; en tal caso habrá
que hacerlo exclusivamente por medio del proceso.
La diferencia básica entre la evaluación de un producto y la de un
proceso consiste en que el producto puede evaluarse a comodidad del profesor
y puede ser examinado detenidamente. Los procesos, en cambio, han de
apreciarse ‘a la carrera’, y el profesor no dispone a su propósito de otra
oportunidad para corregir eventualmente su primera estimación. Tal como se
debe hacer en la evaluación de otros aspectos del trabajo, la evaluación de
las actividades tendrá que empezar con una determinación clara de los
objetivos, seguida de la provocación de los actos de conducta que se desean
evaluar para anotarlos cuidadosamente.
Variados son los instrumentos de que se puede valer el profesor para
registrar y evaluar distintos aspectos de la conducta y de la personalidad,
tales como: guiones de referencia, escalas de calificación, escales de
distancia social, sociogramas, registros anecdóticos, cuestionarios,
inventarios, autobiografías, diarios íntimos, entrevistas, trabajos,
prácticas, listas de cotejo.
En algunos casos estos instrumentos registran la actuación típica del
alumno, es decir tal como ocurre, sin referencia a un cuerpo de normas ni
objetivos, por lo que hay que hacer un análisis y estudio interpretativo, generalmente
con propósitos de diagnóstico y de orientación. En otros casos, la
observación y registro se van haciendo con relación a un patrón elaborado
previamente.
Evaluación
del trabajo de grupos
En los grupos de aprendizaje que tienen que ver con la Formación
Profesional Ocupacional, es de vital importancia crear «clima de grupo», ya
que no solamente es objetivo primordial de educación actual, principio
indispensable de la formación contemporánea, el de socialización, sino que
además es el único camino posible para la responsabilización del alumno en su
propio aprendizaje. Personas adultas, que no se conocen el día que comienza
la acción formativa, van creando el clima necesario de compañerismo y amistad
con el fin de abordar con mayor eficacia su preparación y aprendizaje.
Una actuación fundamental del profesor es, por lo tanto, la de
detectar actitudes y sentimientos para evitar que contribuyan a obstaculizar
la tarea creadora del grupo. Debe percibir por lo tanto, la tristeza, como
forma de expresión del temor o la pérdida de lo conocido; la desconfianza,
que expresa el temor a abordar lo desconocido; la desilusión que expresa el
deseo de abandonar conocimientos que ya no dan respuesta a las necesidades
del grupo, y la curiosidad como deseo de entrar en lo desconocido. Este
último sentimiento es el verdadero motor del aprendizaje. Es lo que
habitualmente se llama motivación. Si predominan los sentimientos
de deseo, el grupo estará en promoción de cambio.
En lo que denominamos, «grupos operativos en la enseñanza», ya
explicados por este autor en otros textos, es fundamental la dedicación de un
grupo a «preparar» el trabajo que se realizará. Esta fase, llamada de
pre-tarea, es tan importante como la elaboración del proyecto y como las
conclusiones finales, ya que sin ellas es imposible acceder a las siguientes.
El momento de la pre-tarea no debe ser eludido por el profesor.
Siempre debe ser incorporado, sea en un momento o en otro del trabajo en
grupos. Este tipo de sentimientos, en la mayoría de los casos, están
latentes, y es necesario hacerlos explícitos antes de comenzar la tarea.
Es en esta fase donde comienza el proceso de evaluación. En ella el
profesor tendrá especial interés en el que el grupo se consolide, que las
relaciones no sean malsanas, que haya cooperación y no competitividad, y que
se generalice la ayuda entre individuos y grupos para una realización mejor
de la actividad. Es el «clima» propuesto e incentivado por el profesor el que
en la mayoría de los casos, logra unas condiciones en el grupo de solidaridad
y reciprocidad.
La evaluación de la tarea del grupo
Cuantas más preguntas surjan durante esta etapa, mayor será la
capacidad productiva del grupo; cuantas menos sean las respuestas
preestablecidas, cerradas y rígidas mejor será el clima de trabajo del grupo
y más eficaz el aprendizaje. Pueden surgir momentos de confusión y
desorientación, pero si se ha ajustado coordinadamente un plan operacional,
lo que más comúnmente ocurre es que el grupo pasa a la siguiente etapa de
desarrollo.
Es una nueva propuesta que enriquece a lo que se hizo desde la clase.
Pero es ya una propuesta del grupo. Puede ocurrir que el profesor ‘fuerce’ a
que el grupo llegue a un proyecto al final de una reunión. Ya no sería, en
este caso una propuesta de grupo, pues un grupo tiene un proyecto, en la
medida en que abarque a todos, o por lo menos, a una amplia mayoría de los
proyectos de sus integrantes.
Para evaluar la tarea de los integrantes de un grupo, y la eficacia
del grupo en su totalidad, la dinámica de grupos operativos propone realizar
la evaluación por medio de indicadores, o elementos objetivos que permiten la
apreciación cabal de cada uno de los momentos de integración en un grupo
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Principios de la Evaluación
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